En 1858 el citado director gozaba de un contrato verbal sobre su sueldo, que por las dificultades económicas se debió convertir en gratificación a final de año, cosa que al parecer tampoco pudo hacerse efectiva, lo que llevaría, sin duda al abandono de esta iniciativa.
A lo largo del resto del XIX y XX se alternarán períodos de estabilidad y ruptura de la continuidad de este elemento cultural con gran base y arraigo popular, disolviéndose y volviéndose a crear en varias ocasiones fruto tanto de las dificultades económicas del Ayuntamiento como de las coyunturas políticas.
A finales de 1858 se recibe nueva propuesta desde Ceuta de D. Jose Santos, integrante del Batallón de Antequera que debió inspirar la fundación posterior, ya que planteaba la formación de menores de escasos recursos, que se comprometían a actuar gratuitamente para solemnizar las festividades lo que reducía considerablemente el coste para el Ayuntamiento.
La nueva creación en 1863 bajo la dirección como profesor de música de D. Rafael Martín Sánchez, se justifica bajo dos aspectos fundamentales, proporcionar instrucción y oportunidades a los niños asilados en el Hospicio al tiempo que se atiende una demanda ampliamente sentida por el vecindario de dinamización cultural amenizando las fiestas y celebraciones públicas. Así, se dota en el presupuesto dicha plaza y las bases establecidas para su funcionamiento regulan la asistencia obligatoria a clase de solfeo, la responsabilidad sobre el instrumento asignado a cada alumno, la plena disponibilidad para asistir a los actos que se disponga por el Ayuntamiento, y todo ello sin remuneración alguna que se considera compensada con la instrucción tanto musical como instrumental que reciben, lo que queda corroborado en el pliego de condiciones suscrito por sus miembros en 1868, en el que los alumnos esperamos de la bondad que tanto distingue a la Ilustre Corporación que en calidad de recompensa se nos conceda una gratificación de 800 reales en cada época que la costumbre ha hecho en los cuatro años anteriores, esto es Pascua de Navidad, Semana Santa, Feria y Corpus.
En 1864 la Corporación, constatando los progresos realizados en el funcionamiento de la banda y la satisfacción popular, procede a dotar a los 41 miembros de un uniforme que se componía de pantalón encarnado, levita azul con solapa a guardia marina, chaleco blanco, Leopoldina con flamera y cinturón de charol. Esta etapa será breve ya que hacia 1870 estaba disuelta y se intenta una nueva rehabilitación, se establecen nuevas bases nombrándose como director a D. Manuel Flores Espartel, pero no fructificará por imposibilidad de sus componentes sin desatender sus obligaciones.
No obstante en 1872 se inicia una etapa de mayor continuidad tanto en las tareas docentes como de interpretación bajo la dirección de D. Jose Gómez Fernández, hasta el año 1894. En 1875 se les dota nuevamente de uniformes, pero costeados con cargo a su asignación anual. En 1883 se apercibe al director sobre el mal funcionamiento de la misma y necesidad de reorganizarla.
Desde 1895 se suceden las disoluciones y los intentos de refundación con gran número de directores, D. Jose Gómez Pérez, D. Jose Martos Tapia, D. Plácido Fernández Barbero, D. Natalio Palma Gómez, D. Ángel Losada Miralles, D. Jose Gálvez Arca, D. José Cantón Tamayo, D. Juan Ronda Muñoz. Solamente Fernández Barbero gozará de continuidad desde 1925 hasta 1937.
En 1930 se acuerda señalar a los componentes un salario mensual y se fijan las actuaciones y conciertos todos los domingos alternativamente entre la Plaza de Alfonso XII y la Avenida Fernández de Córdova, además de las fiestas a las que deben concurrir, adquiriéndose instrumentos musicales procedentes de la banda municipal de Granada.
En 1935 se estudia en el cabildo un informe de la Comisión de Fiestas acerca de los lugares donde debe dar sus conciertos la banda municipal, acordándose tras acalorado debate que toque los domingos en la Plaza de la República sin perjuicio de que se desplace a los barrios en época de fiestas, feria de agosto y otros.
En 1937se produce una nueva disolución alegándose la muy deficiente labor desempeñada a pesar de los muchos años de funcionamiento y de los buenos deseos y esfuerzos realizados por el Ayuntamiento en distintas épocas. Se afirma por el Alcalde que el abandono y la apatía queda reflejado en la reiteración de las mismas composiciones, lo que llega a ser incluso objeto de burla por el vecindario.
Del resto de su historia más reciente posterior a la guerra civil podemos saber a través del apartado historia de la banda.
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